Tenemos un Presidente que cada vez que habla en forma lapidaria, condenando al caído, o haciendo leña de una persona en desgracia, le hacen recordar actos y gestos que de pronto nos hacen dudar de la seriedad de sus palabras. En su caso el silencio sería más que oro. Eso de tirar la primera piedra creyéndose puro o libre de pecado es un error reiterativo en el presidente.
Ha sido pública la información sobre el cobro de un millón cuatrocientos mil soles, más o menos, no importa tanto el monto, de sus sueldos como senador vitalicio, correspondiente a un ex presidente del Perú.
Ese hecho nos permite meditar: puede ser justo, después de todo estuvo perseguido, por delitos que jamás le probaron y que prescribieron, puede ser legal, le corresponde conforme a ley, o es derecho. La pregunta sería: ¿es moral? O ¿se tiene el criterio moral para ese cobro?. Creo, que de acuerdo a nuestros tiempos, se debía juzgar y también recompensar, a una persona por los resultados, por el éxito de una gestión, por la responsabilidad de los actos. Si el presidente en su primer gobierno, lo merece, entonces no sólo se le debe dar dinero, sino, el reconocimiento y la gratitud del pueblo.
Hermanos peruanos, hermanos mensajeros:
¿Por qué?, cuando llegan los españoles, no encuentran, en el Tahuantinsuyo, niños, ancianos, mujeres, abandonados, pidiendo limosnas. En todas las civilizaciones se da el abandono social, seres desgraciados, menos en la civilización Inca. ¿Cuál fue su secreto para lograr semejante bienestar?
En el antiguo Tahuantinsuyo, este secreto se descifra con el principio del AYNI, del trabajo solidario, la solidaridad en acción. El sistema de la reciprocidad mediante el trabajo.
UNA PALABRA
Una palabra
Para sacudir mis tristezas
Y hacer brillar la alegría
Una palabra
Para secar mis lágrimas
Y hacer brotar mis ensueños
Una palabra
Para calmar mi sed ardiente
Y contemplarte gacela desnuda
Una palabra
Para hacer volar palomas
Y bailar a las flores
Una palabra
Para morir
Riendo de felicidad.
César Javier
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