Manco Capac, busca la tierra fértil, con su barreta de oro, para el trabajo, uniendo al hombre con la madre tierra y el padre sol. Y como bendición realizado festivamente, con cantos y danzas. ¿Qué diferencia con la maldición bíblica del trabajo?
Este fundamento civilizador no ha muerto, vive, estuvo latente, a pesar de la degradación y la explotación. Y llegó con las invasiones andinas. Es el secreto del poder de la Nueva civilización.
Atrás queda la mezcla donde subsistían irreconciliables dos valoraciones del trabajo como maldición y bendición, como sacrificio y fiesta, en el mestizaje, en la síntesis alcanzada ha prevalecido el trabajo que nos viene del antiguo Tahuantinsuyo, y eso es una bendición. En la nueva civilización, en el nuevo Tahuantinsuyo, esa valoración del trabajo nos da identidad, nos diferencia de otras civilizaciones, y nos debe llenar de orgullo, de alegría.
Qué espinoso
Hallar tus vocablos
Poesía
Los he indagado
En mis avernos y en mis cielos
De mi trayecto
Por tortuosos laberintos
He atrapado centenares de palabras
Pero ninguna es útil
Para construirte poesía
Todas son
Como los sombreros de moda
Como casas urbanizadas
Demasiado comunes
Y los anhelaba
Para expresarte con sencillez y fortaleza
Los deseaba
Para construirte
En estructuras flexibles y resistentes
Pero hoy parece
Que tus voces se esconden hurañas
Y te veo
Te escucho
Te acaricio
Sin poderte hacerte desprender
En lluvia de palabras
Sin poder hacerte emerger
En cascadas de palabras
Sin poder descubrirte
Como relámpagos en la noche
Ahora solo me queda
Vivirte y sentirte poesías
Sin haber hallado tus túnicas
Amándote
En tus deslumbrante desnudez
Esperando grabar tu ser
Mañana.
César Javier
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