La frase lleva automáticamente a imaginarnos un acto de corrupción. El domingo un diario lo publica en primera plana. Es un eslabón suelto en la cadena de corrupciones que hizo caer a un gabinete aprista, y a un ministro del actual gabinete, y compromete a un vocal supremo y a un directivo de Petroperú.
Lo cierto, una de las características de la corrupción es no dejar huellas, los petro-audios, como lo fue los videos que precipitaron la caída de Fujimori, son excepciones, el mar de corrupciones están en la informalidad, son ilegales, son invisibles socialmente. Pero, cuando salen a luz, como ahora, el cinismo es otra de sus características. Ningún corrupto acepta serlo. El vocal al ser entrevistado no es excepción. Lo cierto, el corrupto es un vulgar ladrón, asesino, o delincuente, lo terrible es un ladrón disfrazado de vocal, de funcionario, de policía, o de presidente de un país. Así degrada y corrompe las instituciones.
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La horda ofensiva-defensiva modifica los procesos sociales primarios, o los procesos sociales sexuales y familiares, los subordina e integra. Ya en la horda defensiva, recolectora, al consolidarse, debilita la lucha entre los iguales sexuales, la competencia en lugar de destruir la unidad de la horda se da una jerarquización de los iguales, manteniendo la unidad de la horda. La horda ofensiva, cazadora, atenúa aún más la lucha de los iguales sexuales, la necesidad de unidad de la horda prevalece.
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La horda ofensiva mantiene los procesos familiares, además, de sus funciones primarias de remediar la insuficiencia biológica de los hijos, convierte a la familia en órganos sociales reproductores de las nuevas estructuras sociales, de la posición erecta, del lenguaje, de la caza y del trabajo.
UN POEMA DEL CAMINANTE
MOMENTO
(Viendo a mi hija Abisag)
La jarra de vidrio
Se inclina
Mis labios
Se entreabren
La limonada
Cae
Apagando mí sed
En un instante miro en el vidrio
La imagen de Abisag
Jugando
Burbuja de alegría
Fue sólo un momento
Luego
Vuelve la normalidad
César Javier
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