EL DRAMA DEL CANDIDATO DEL APRA, CARLOS ROCA: ELECCIONES MUNICIPALES 2010

EL DRAMA DEL CANDIDATO DEL

APRA, CARLOS ROCA:

ELECCIONES MUNICIPALES 2010

Menciono el caso de Carlos Roca, candidato aprista a la municipalidad de Lima, como un ejemplo de un drama, o una tragedia griega, de un destino fatal que no se puede alterar, de no mediar un cambio radical, pasando a un mundo dominado por intangibles. Sísifo carga su piedra del castigo para caer una y otra vez, sin poder escapar de su destino al estar atrapado en ese paradigma, desde el exterior, para un observador, la solución es sencilla, arrojar esa piedra y destruir su destino. La tragedia de los candidatos como Carlos Roca es similar, están atrapados en un paradigma de la política que los lleva a un castigo irremediable.

La situación de Carlos Roca es simbólica, pero, no es una excepción, son la mayoría de candidatos de este proceso electoral regional municipal del 2010, que sin saber sus posicionamientos, mantienen ilusiones y esperanzas, y van realizando todos los rituales que supuestamente exige una campaña electoral, sin percatarse, que ya están muertos antes del acto electoral.

Aparentemente es una paradoja, ¿Cómo pueden estar muertos si viven? Acaso no están realizando todos los actos propios de un candidato. El problema es que todos esos rituales no alteran lo que realmente es decisivo y vital en un proceso dominado por el intangible Posicionamiento.

Carlos Roca es un hombre de partido, líder del APRA, y nadie duda, su vida es de un militante destacado, su historial partidario se expresa en cargos públicos y responsabilidades políticas. Pertenece a la última generación de políticos formada por el fundador del partido, Víctor Raúl Haya de la Torre, junto a otros políticos apristas, también destacados. Como candidato tiene propuestas para Lima. ¿Cuál es el problema? No es que no sea conocido, tampoco que no tenga propuestas. En una relación de requisitos para ser candidato, podemos estar seguros que lo cumple todos, menos uno, el no tener posicionamiento, o tener 1% de posicionamiento. Ahí radica el problema.

Ese requisito del que carece Carlos Roca, a pesar, de tener todos los demás, en el paradigma de la política dominada por los intangibles, lo convierte en un cadáver, va en un ataúd. Lo curioso es el comportamiento de su partido frente a la carencia de posicionamiento del candidato del partido de gobierno.

La Comisión política del APRA ve el problema del candidato a la alcaldía de Lima, Carlos Roca, su situación en las encuestas, su 1%, y que no lograr crecer, entonces discute su retiro del proceso. Este hecho trasciende y es publicado en los medios de comunicación. El candidato señala no conocer esta decisión y su voluntad de continuar en el proceso, la Comisión, dice Carlos Roca, no es la instancia política para retirarlo, sino una Convención partidaria.

De este modo Carlos Roca es noticia, se le hacen entrevistas, ocupa los titulares de los periódicos. Sin embargo, no aumenta su posicionamiento. El problema es fundamentalmente de su partido, no sólo de Carlos Roca. Ante las encuestas no ven lo que mide o traduce este instrumento. Su actitud ante las encuestas es como si vieran un termómetro y le culparan de la fiebre del enfermo al instrumento. Si la Comisión política del APRA supiera lo que mide una encuesta entonces comprendería que el problema no es el instrumento sino la realidad que mide, es decir, es la mente de los electores en términos de posicionamiento. El instrumento está midiendo que Carlos Roca no existe en la mente de los electores, o existe en 1% de los electores, en términos de intención de voto.

El problema: el partido aprista no le da una base de posicionamiento al candidato. Si aceptáramos el supuesto que el 30% de los electores votan por el APRA, entonces, Carlos Roca tuviera como base 30% de posicionamiento de voto institucional, y su campaña estaría dedicada a elevar esa base, pero, la realidad es que el candidato del APRA tiene 1%.

Entonces el problema, para el partido y para el candidato, es de estrategia para lograr posicionamiento. Ante esa ausencia, o un vacío de posicionamiento, es de vida o muerte tener una estrategia para conseguir posicionamiento. El candidato Carlos Roca se queja de la falta de apoyo de su partido para su campaña. El problema no es sólo eso, en un supuesto de tener ese apoyo, que se traduciría en llenar de paneles, pancartas, afiches, spot, con la cara y la propuesta del candidato, no es difícil predecir que su posicionamiento seguirá siendo ese 1%. El problema es que la campaña que no ve posicionamiento es gasto inútil de recursos. Las campañas electorales del partido aprista, que Carlos Roca conoce y esta acostumbrado, desde treinta o cuarenta, años son inútiles o ya no deciden nada. Esa Comisión política, cómo órgano orientador, en lugar de retirar a un candidato debía preocuparse de diseñar una estrategia de crecimiento del posicionamiento.

La tragedia de Carlos Roca es el estar en el vacío histórico de su partido, en un agujero negro, que hace su candidatura polvo, o lo diluye en una ausencia en la mente de los electores, es decir, Carlos Roca no existe para los electores. En el mundo moderno, lo que no existe en la mente de los electores no existe tampoco políticamente. Carlos Roca, en su tragedia, no comprende, tal vez nunca lo comprenda que la política ya no es lo que fue, y que las campañas políticas en el mundo donde dominan los intangibles, se realizan fundamentalmente para llegar a la mente de los electorales. Haga lo que haga Carlos Roca, si no llega a la mente de los electores en términos de intención de voto a su favor, todo será inútil.

Una estrategia de posicionamiento, en su caso, en términos optimistas, partiría del 18 % de indecisión que las encuestas señalan, significa que el 18% de las mentes de los electores en Lima aún están todavía abiertas, para ser ocupadas, de llegar a ellas, su 1% podría convertirse en 19 %, y, con gran optimismo, la estrategia podría considerar, también tener a su favor, un aparato de militantes apristas que podrían convertirse en operadores o vehículo de posicionamiento. Y con el mismo optimismo la estrategia podría, a su vez, viendo el cuadro de posicionamientos de los demás candidatos, considerar que los dos aluviones producidos en Lima, que por ser tales, con una adecuada estrategia podrían deshacerse. Y así ver las posibilidades de triunfo del candidato del APRA. Para hacer realidad una estrategia semejante el APRA tendría que dejar de ser lo que es y eso es muy difícil.

Lo pavoroso, lo dramático, para el partido aprista es lo que representa Carlos Roca con su candidatura, en los términos señalados, proyecta el futuro de lo que pueden ser las candidaturas apristas en el 2011, es decir, con posicionamientos reducidos, que los conviertan en cadáveres antes del acto electoral. En este caso ¿La Comisión política plantearía el retiro de todos sus candidatos que no aparecen en las encuestas? , si lo hace, eso equivaldría a estar anunciando la muerte del partido aprista, o su desaparición.

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